Cuando nos sentamos como equipo y hablamos de los elementos de Grupo Baum, —lo que se busca y lo que se hace—, terminamos concluyendo que no somos más que facilitadores de historias. Para nosotros, las personas deben de ser siempre el centro de todo, Al final de cuentas, cada ser humano es una colección de experiencias y recuerdos. Nuestro rol es colaborar en la creación, desarrollo y conservación de espacios físicos y actividades comunitarias que permitan a cualquier usuario tener la posibilidad de crear una historia nueva.
Agradecemos ser parte del siglo XXI y tener acceso a redes sociales, pues estas, nos han permitido conocer directamente algunos de los relatos que hemos ayudado a formar. Hace poco, nos topamos con una imagen que nos llevó a uno de nuestros espacios favoritos… la calle.
Las calles no son espacios que solemos habitar. El bullicio de la ciudad, el calor del norte y el tráfico de la metrópoli las convierten en lugares hostiles. Al transitarlas, rara vez nos detenemos a considerarlas como un lugar donde queremos interactuar y, en el contexto de nuestro estado, es fácil comprender la razón.
Durante el 2018, por segunda vez consecutiva, Nuevo León se llevó el primer lugar en accidentes viales a nivel nacional: 81 mil 27 accidentes en el año. Además, obtuvimos dos nuevos títulos durante el mismo periodo: mayor cantidad de peatones atropellados en el país y el primer lugar de muertes provocadas por este tipo de acontecimientos. Encima de todo, no somos buenos compartiendo los espacios entre nosotros: solo el 2% de las vías de Monterrey son para usos alternos al automóvil. Esta realidad que vivimos cada día es, justamente, lo que hace que las historias como la que nos topamos en esta publicación sean aún más importantes.
Desde el 2017 —el primer domingo de cada mes—, tomamos un tramo de la Av. Junco de la Vega y lo convertimos en un espacio exclusivamente peatonal. Hace un par de años, en la edición especial de San Valentín de febrero, uno de los grupos estudiantiles participantes decidió llevar a cabo “bodas”.
Tenemos la suerte de colaborar con gente igual de apasionada que nosotros; ese día la ceremonia estaba completa con todo y certificado de matrimonio, anillos y velo para la novia. Una de las parejas que decidió casarse en la calle es justo esta que nos topamos. Y resulta… ¡que ahora se casan! Para esta pareja, la avenida ahora es el primer lugar donde dijeron “acepto”.
Aunque seguramente estos enamorados hubieran terminando casándose, ahora tienen la oportunidad de concebir a la ciudad misma como parte de su historia de vida. Es justo eso lo que buscamos lograr. Trabajamos por una ciudad que forme parte activa de todas las vidas, una donde los espacios públicos sean nuestros para utilizarlos. Queremos calles y ciudades donde podamos conectar y seguir creando historias en seguridad y confianza.
Por nuestra parte, seguiremos luchando para que haya más bodas, fiestas, eventos y
momentos inolvidables porque la calle... ¡Es de todos!