El plan inicial era escribir algo como: “Esto somos y en esto creemos”. Estaría en el principio de la página de internet y sería breve, sencillo y puntual. Estábamos preparados. Si algo habíamos aprendido de estos 3 años —tiempo en el que se formó Grupo Baum—, era ese ejercicio de autorreflexión.
¿Quiénes somos? En el principio, esa pregunta nos trajo muchos dolores de cabeza. Habíamos concluido nuestro primer evento y creímos que era momento de ponernos un nombre. Queríamos un buen nombre, uno que nos quedara bien, uno que tuviera nuestra cara. Para lograr eso teníamos que definirnos. Eso fue complicado. Cada palabra se sentía más definitiva que la anterior. Si nos decíamos visionarios, parecía que nos despedíamos de ser realistas. Si nos decíamos realistas nos escuchábamos casi casi negativos. ¡Qué lío!
Pensamos, pensamos y recordamos que algo que nos había molestado mucho del primer evento fue la la cantidad de basura que se generó. Algo que nos sorprendió mucho, fue que nadie parecía cuestionarse si era necesario tanto desperdicio. Aquel día nos prometimos a ser verdes y a todo lo que implicaba esa palabra. Seríamos proveedores de servicios con un énfasis claro en la responsabilidad ambiental. “Mi huella verde”, tenía buen ring.
Lo que no esperábamos era habernos encontrado con tantas personas y empresas, preocupadas y comprometidas con el medio ambiente como nosotros. Colaboramos con ellos y seguimos planificando eventos “verdes”. Pero queríamos hacer más. Queríamos seguir ayudando a construir espacios para todos, calles para todos y una sociedad que nos identifique y nos represente a todos. Éramos capaces de más. Y como si el universo escuchara nuestros deseos… nos ofrecieron encargarnos de la gerencia de una obra. Esta oportunidad fue el detonante crucial para lo que seguiría.
Un árbol en su etapa madura es grande y fuerte. Los años le ha permitido echar raíces que lo mantienen en su lugar a pesar de las tempestades. Las lluvias y el aire no lo asustan. Reconoce que son los dos de los ingredientes que necesita para seguir creciendo.
—¿Cómo se dice árbol en alemán?
—Baum.
—¿Bam?
—Baum.
—Baum. Me gusta.
—Grupo Baum. A mi también.
Si habíamos iniciado nuestro camino con una huella verde, convertirnos en un árbol era nuestra misión. Queríamos raíces. Valores que nos permitieran mantenernos a pesar de las adversidades. Ramas que nos diversificaran. Y si el equipo que se iba integrando eran las hojas, queríamos hojas, muchas hojas. En Grupo Baum cabríamos todos.
El plan inicial era escribir quiénes somos. Pero si algo hemos aprendido es que somos nuestras experiencias. Así como el árbol que crece con su ambiente: Grupo Baum se transforma con su equipo. Decidimos mejor hacer un blog y compartirte todas aquellas vivencias y reflexiones que nos hacen crecer.
¡Hasta la próxima!
Pd. Después compartiré la historia de porqué era importante la palabra “árbol” en alemán.
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